El texto narrativo es quizás uno de los tipo de texto más antiguos en el ser humano, pues la necesidad y capacidad de contar historias vienen desde la prehistoria. Sus orígenes son de carácter oral pero con la creación de la escritura los relatos reales o ficticios pasaron al papel. La estructura clásica de cualquier narración se expresa así: inicio, nudo o desarrollo y desenlace, sin embargo, actualmente, esta estructura ha sufrido modificaciones notables debido a los experimentos formales que han desarrollado los grandes cuentistas de la historia.
«¡Un incendio! ¡Se quema la casa!» gritaba Antonio después de levantarse de un salto como mordido por una pesadilla.
Antonio se queja durante un rato hasta que al fin decide levantarse preso del dolor. Su mujer va a la cocina para llenar una tina con agua fría y ponerla a los pies de su esposo.
Desde hace casi diez años repite la misma escena todas las noches. Antonio y su mujer, Rosa, llevan cuarenta y dos años de casados y ya ninguno de los hijos vive en casa.
Antonio se levanta todas los días a las tres de la madrugada, a las cuatro debe estar en la plaza para comenzar a cargar los bultos de verduras que llegan en los camiones. Comenzó a trabajar cargando bultos antes de conocer a Rosa, la conoció una mañana en que él fue a almorzar al negocio donde ella había comenzado a trabajar.
Durante el día siente hormigueos en las piernas y leves dolores, pero es en las noches cuando el dolor se agudiza.
A veces cuando se levanta por la madrugada maldiciendo su trabajo se pone a hablar con Rosa sobre lo que era su vida en el mercado cuando se conocieron. Mientras tiene las piernas metidas en el agua fría. Ese es su único alivio.
-A esta edad y con estos dolores es imposible seguir trabajando cargando bultos.
-¿Qué es lo que siente en las piernas?
No es la primera vez que Rosa pregunta eso y no es la primera vez que él responde: comienza con un cosquilleo, un hormigueo que se va intensificando, comienza a bajarle desde los muslos hasta los pies. Ya luego es el fuego que le consume las piernas, las llamas de un dolor insoportable que sólo calma el agua helada.
-Antes a los que eran pecadores los quemaban vivos. Los amarraban a un palo y alrededor hacían una hoguera, luego les prendían fuego a los pies hasta que se volvían ceniza. Decían que el olor a carne quemada era porque el Diablo dejaba el cuerpo del pecador.
-Cuarenta años trabajando cargando bultos no pasan en vano. No es ningún pecado haber trabajado en eso.
Antonio le dice a su esposa que caminar le ayuda porque la sangre le corre por las piernas pero que cuando duerme y está quieto la sangre se queda quieta y se agita y de repente rompe a hervir. Rosa ya está acostumbrada a esa clase de descripciones y los sueños de su marido que siempre busca explicaciones fantásticas a su tormento.
No pueden seguir durmiendo y hablan hasta que amanece mientras toman café. De repente Rosa le recuerda a Antonio la noche en que le comenzaron los dolores: el incendio como lo bautizó desde esa noche Antonio. Se ríen juntos hasta que por fin deciden ir a dormir al menos una hora antes de comenzar el día.
No importa el frío que haga, Antonio dice que si cayera nieve y metiera las piernas entre la nieve la derretiría.
Los médicos ya no pueden hacer nada: los daños sufridos en la columna son irreparables y los medicamentos ya no producen ningún efecto, sin embargo por la tarde irán a una de las tantas citas a la que asiste Antonio desde hace años para lograr calmar su mal.
Por la noche vuelven a la casa y comen pan con café. Antes de acostarse Rosa revisa que todas las puertas y las ventanas estén bien aseguradas y que la llave del gas esté cerrada. Al acostarse sabe que su marido se despertará desesperado por el incendio de sus piernas, por eso todas las noches deja una tina de agua con hielo lista para cuando él despierte.
Esta noche Antonio se revuelca en la cama, se queja más de lo normal, grita dormido, despierta, dice gritando que le atraviesan las piernas con agujas, que le introducen puntillas con martillos, que le arrancan la piel a pedazos, que tiene las piernas en carne viva, que la sangre se le ha convertido en gasolina y fuego. Rosa está muy asustada mientras ve como su marido se agarra la cara del dolor y pide que le traiga un machete para cortarse de tajo las piernas, ella sale corriendo por la tina de agua. Cuando Antonio mete sus piernas en el agua helada esta comienza a hervir. Ya no hay como apagar el incendio.